¿Actividad? Inactivo, ¿creatividad? Nula ¿arte? Figurado (nunca mejor dicho). Son las conocidas ESTATUAS VIVIENTES que abarrotan las calles turísticas de nuestro país y alguna otra del extranjero. Son esos tipos que piden pasta en la calle por no hacer nada. Sus armas son el color, el disfraz, y la catalepsia, pero poco más. Yo conozco alguna amiga mía que se pinta casi como ellos, se disfraza mejor que ellos, y encima se pone en movimiento por la calle, pero no tiene la cara dura de pedir dinero por ello.
El arte es una cosa muy subjetiva, a veces demasiado, pero esto es una tomadura de pelo. Es la penúltima vuelta de tuerca de la vagancia para el mendigueo, es mi humilde opinión. Que no, que no le encuentro la gracia, vestirse de fantoche, empaparse de pintura de los chinos – altamente tóxica- y plantarse en la calle imitando a una piedra. Me dirán que el mérito está en no moverse durante horas, nanai, que yo hice la mili y sé lo que es vestirse de fantoche, y no moverse durante horas, con la gran diferencia que a mí sólo me pagaban 1.500 pesetas al mes, y si se me ocurría moverme me metían un paquete de aúpa; además defendía a la nación, por si eso sirve de algo.
El caso es que gran número de estos getas, son los yonkis, pasados y borrachuzos de toda la vida de cada barrio, que rogando a la diosa picaresca, han encontrado, una vez más, un nuevo método de sufragarse el vicio; esta vez pacífico, pero sumamente cutre. Paseando un día por las Ramblas me dio la sensación de estar en la sala de escultura del Louvre pero del todo a 100, tanto ante urbano, tan junto, atraganta. Oyendo la musiquita de “I´m the yonki tonk man…” me fui alejando de la zona artística y me sentí algo liberado, pues si bien, poco se mueven, los menos disciplinados, cuando los obvias, te lanzan una mirada maldiciéndote en hebreo. Lo más gracioso es que como toda corriente, atrae limos y los arrastra, ahora, también hay estatuas vivientes que sin yonkear, practican esta nueva disciplina de mendicidad, bajo el halo del arte y escenificación. Pronto nos cobraran la SGAE o sus hijos bastardos, un canon por pisar las baldosas de la acera de los getas inmóviles, pero artistas.. Hay de todo como en botica. Por mucho que le doy vueltas sigo sin verle la gracia a este ars novisimum, puesto que quedarse “pasmao” en la calle pintado de colores creo que lo puede hacer cualquiera; hasta el tragafuegos y los faquires me hacen más gracia, por lo menos hacen algo. No sé cual será el siguiente capítulo, pero si esta crisis me afecta más, me pongo a pedir como el novedoso artista callejero de quema-ventosidades en público, y santas pascuas.
Finalizando, me he dado una vuelta por esto de internet y he visto que existe hasta una asociación de estos caraduras y vaguetes, y leyendo su contenido no he podido parar de reir, no tienen desperdicio sus currículos, así que os remito a su búsqueda (ASOCIACIÓN DE GETAS) porque sinceramente me faltan fuerzas para escribir después de tanta algarabía. Ah! Y no me pidan respeto, pues de eso no tengo, esto es sólo un ejercicio de mi maravilloso derecho de libertad de expresión. Como se suele decir, sobre gustos, colores, nunca mejor dicho.
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