Un
día pasado bastante cercano, me recomendaron ir a una cata de agua, donde podía
probar hasta 25 aguas diferentes de todo el mundo. H2o, que es hasta donde
llega mis conocimientos de química, catas de h2o, la leche. Escuché atentamente
a la mujer que me lo contaba, la escudriñe en silencio, primero la cara y
después el cuerpo para ver por que orificio le habían practicado la lobotomía,
pero no lo encontré. Relataba que había agua de glaciar, agua de manantial de
no-se-donde, agua de lluvia, agua de cientos de años, agua pura…, provenientes
de sitios exóticos, acompañados de descripciones rimbombantes como, pura vida,
elixir natural, fuente de energía, salud total. Dijo que había botellas de
Nueva Zelanda, de las Islas Salomón, de Argentina, de Groenlandia, de la
Conchinchina. Era todo tan inspirador, tan evocador, que se te hacía la boca
precisamente agua. Cristalina, fresquita, inodora, insípida e incolora. Eso es
el agua, transparente, que no sabe y no huele. Me describieron las botellas,
preciosas, de cristal de sobakoski,
de diseño de un tal Fransuá Tontín, y
recomendado por una tal madame Putón-Le
Zorrón. Con tales credenciales las botellas oscilaban entre 5 euros – la
más cutre-, hasta 150 euros, la más de lo más, todas de agua, les recuerdo.
PILAR, DESDE LO MAS PROFUNDO DE LA MINA...MARCHA
Desde lo mas profundo de la mina, Pilar marcha. Pilar
barrenera. Pilar negra de tizne y amenazada por el grisú. Pilar solidaria…
Pilar minera. Ahora nuestra querida dueña y depositaria de la razón única y
verdadera, apoya a los mineros en su marcha a la capital, pozo de insidias y
matriz de todos los males. Y no es que este yo en contra de la causa minera,
que de ello sé mas bien poco, salvo que desde hace años la minería es
completamente deficitaria, y nunca se ha solventado el problema, pasándose la
pelota gobierno tras gobierno, entre los prebostes autoalimentados de la
política de este país, crisol de hispanos que no nos soportamos unos a otros.
Desde luego los mineros no tienen culpa alguna, o trabajan abajo, o trabajan
arriba, pero desean trabajar, que en eso consiste esto de vivir; trabajar para
poder comprar la última hez de Shakira o el polo de polo con caballos de polo.
A lo que voy. Pilar Bardem, con hijo y nuera oscarizados mayer, junto con Víctor Manuel y Ana Belén, pigmaliones del
comunismo de fondo de inversión; se han echado a la calle, pico en mano y casco
en testa, a reivindicar los derechos de los mineros. Estos tipos son la leche,
son la cosa más polivalente que he visto en mi vida; igual te anuncian Chanel
en la tele, como sacan betas de bauxita a 600 metros underground; igual pasean por la alfombra roja de Hollywood, como
te dinamitan una galería. La estirpe Bardem y adláteres valen para todo. Si hay
que apoyar se apoya, que coño; que me sobra el tiempo, y uno se siente tan
cercano a la mina, desde el chalet con piscina de Mahón o las fiestas de
Berverly Hills, que el sentimiento es irrefrenable.
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