Ayer cuando andaba por la calle, me llamó alarmantemente la atención el escaparate de una clínica canina; uno de esos negocios que ahora se abren y son "multidisciplinares" que a veces no sabes que narices venden. Esta clínica tenía hasta espacio de cafetería chill out para tomar algo junto con tu mascota; pero lo que me cautivó como he dicho, fue algo del escaparate, exhibían cerveza para perros.
Al principio no daba crédito, el embalaje decía dog beer y se vendía en una clínica veterinaria a lo estarbacs, blanco y en botella, era cerveza de perros.
En este momento que vivimos, que alguién quiera a su perro más que al prójimo es más que comprensible, hasta posiblemente recomendable; pero lo que es un indicativo del nivel de cretinez que manejamos, es que estando todo hecho un cisco, se venda cerveza para canes a 2,50 euros la botella y exista gente, no ya que la fabrique, sino que la compre. Hagan sus reflexiones, parece que no tiene importancia, pero yo creo que si la tiene; no se dice eso de que los pequeños detalles dan la felicidad, pues pienso que estos pequeños detalles hacen que seamos como colectivo unos auténticos gilipollas y que sin duda alguna nos merecemos todo lo que nos pase.
Yo por mi parte empiezo a buscar la tienda mas cercana de sushi para mi escarabajo Kurt, que no me quiero quedar out en esto de ser un tonto del cool.