MI LIBERTAD POR 30 CENTIMOS DE EURO

Vuelvo a recurrir a una de mis anécdotas personales, debido a mi falta de recursos y a la insolitez intrínseca de las mismas. Andaba yo citado temprano una mañana, en un organismo oficial del centro de esta gran capital; pero ante la poco atractiva idea de la cuestión, irremediablemente se me pegaron las sábanas, en lo que entiendo es uno de los colosales momentos de la vida de un ser humano. A duras penas pude levantarme para acudir a tan repugnante mandado. Naturalmente después de hacer el remolón, el tiempo se me antojó justo, por lo cual resolutamente decidí utilizar mi coche, en lugar del transporte público; idea que a la postre no fue tan afortunada, como veremos.
El caso, es que encontrándome ya en el centro de la ciudad, atestado de coches, intenté la proeza sobrehumana de encontrar aparcamiento, cosa que tras muchos intentos, no conseguí. Como el reloj corría inexorablemente, decidí utilizar un parking subterráneo para poder acudir a tiempo a mi cita. Introduje el coche en un parking cercano, cogí el ticket, y comencé a dar vueltas, sin poder encontrar sitio. En vista de las negras perspectivas, decidí bajar de planta en busca de mejor fortuna, al acercarme a la rampa de bajada mi coche impactó con el testigo del gálibo, que indicaba indudablemente que el coche rozaría más adelante, y no sería ya con un testigo. Volví a dar vueltas en la primera planta, con idéntico resultado, y viendo que ya estaba en tiempo de descuento, acudí a la cabina del parking para solicitar que me abrieran la barrera porqué no encontraba plaza, comentándole a la señora lo ocurrido, y es cuando empezó la fiesta.

CARTA DE CLAUS VON STAUFFENBERG

Antes del desastre de Stalingrado, el general Friedich Paulus, jefe del VI ejercito alemán, obtuvo en cooperación con el general Kleist, una importante y brillante victoria contra las tropas soviéticas en Primavera de 1942, en lo que se conoció como el "kessel" (caldera) de Barvenkovo, una bolsa donde sólo pudo escapar uno de cada diez rusos de los rodeados, siendo para Paulus su primer destino al mando de tropa. Por dicha victoria, Paulus recibió la cruz de hierro y las felicitaciones personales de Hitler, quedando convencido aquel de las capacidades y aptitudes del Führer para el mando estratégico de las operaciones militares.
Por dicho motivo, el Conde Claus Von Stauffenberg en esos momentos con graduación de comandante, antiguo subordinado de Paulus en el del Estado Mayor, le envió una carta de felicitación, que decía:

"Cuán refrescante es salir de esta atmósfera a un ambiente donde los hombres dan lo mejor sin pensarlo dos veces, y dan sus vidas también, sin un murmullo de queja, mientras los jefes y aquellos que deberían dar ejemplo pelean y querellan por su prestigio personal, o no tienen el valor de decir sus opiniones sobre una cuestión que afecta a las vidas de miles de sus semejantes".

EL DESTINO DE LAS ESPECIES

Después de la obra clave de Charles Darwin, “El origen de las especies”, y tras años de análisis y estudio, vengo a aportar un adelanto de la continuación de dicha obra que estoy redactando, denominada “El destino de las especies”, que engloba únicamente a la especie humana.

En mi opinión, existen varias razas básicas de humanos, las cuales adquieren entidad únicamente respecto al sistema político-económico en el que habitan, el cual influye determinantemente. Y habiendo delimitado el campo de estudio a España y su sistema, hemos encontrado las siguientes razas y sub-razas.

LAS AVENTURAS DEL BUEN SOLDADO ŠVEJK


Hace tiempo que no me reía con un libro (cosa normal por mis elecciones), pero esta vez ha sido lo contrario, no he parado de sonreir durante su lectura, y he tenido que parar de leer muchas veces por las carcajadas. Este libro nos regala a Švejk, personaje único, por mucho que se lean otros libros. Švejk, es soldado del Imperio Austro-Húngaro de principios del siglo XX, y la obra cuenta sus peripecias durante el comienzo de Primera Guerra Mundial. Las páginas te transportan a una centro-europa desconocida para el Ibero, te ofrece una fotografía de aquel imperio multirracial y políglota abocado al desastre, te regala la gastronomía y las costumbres de la época, pero sobre todo te dibuja entrelineas el absurdo de la guerra, pues es a la postre, una crítica a la misma. Como su título indica, es un libro de aventuras, de las aventuras del imbécil Švejk (como él mismo se autodenomina), un tipo adorable, con un extraño, pero acertadísimo sentido común; es una auténtica oda al humor de lo absurdo, de la estulticia, desde luego, de lo humano. Las risas están garantizadas, pues el autor no para de inmiscuir al protagonista en mil y una situaciones, a cada cual más peculiar.

...y despues descansó.

...y despues descansó.