Hay una cosa que siempre me ha
fascinado, las mujeres. Y dentro de ese género me han fascinado especialmente
un grupo de ellas muy definido. Aquellas que unen y han unido su vida y destino,
a lo peor del género masculino; sean madres, esposas, hermanas, hijas, amantes,
secretarias, perras o chorbas de mancebía. Y con ello no me refiero a aquellas
que por azar de la vida o por destino son unidas a determinados hombres, sino a
aquellas que a sabiendas de lo que se traen entre manos, voluntariamente o
resignadamente unen su destino a auténticos hijos de puta, asesinos, corruptos,
viciosos, criminales, y toda una ristra de interminables adjetivos. Estas
últimas siempre me han hecho cuestionarme una infinidad de preguntas, sobre las
cuales no he podido perfilar ni una sola respuesta completamente satisfactoria.
La primera fémina que se nos puede venir a la cabeza, pudiera ser Eva Braun,
¿en que coño estaba pensando para unirse a Adolf Hitler?, pero como ella,
miles, cientos de miles. La pueden seguir, la mujer de Sadam Hussein, Imelda
Marcos, Svetlana Alilúyeva, Elena Ceaucescu, etc. Pero mi pensamiento
recurrente, no solo se queda con esposas de personajes históricos de primer
orden, sino que abarca todas aquellas que mantienen una relación con auténticos
hijos de su puñetera madre y cabrones redomados.
INSIDE JOB
Yo,
como antaño hacían los poderosos faraones, antes de comer algo, siempre doy a probar previamente a engullir. Con ello quiero decir que no me trago fácilmente
panfletines sectarios, o que no me siento en sillas que cojean ostensiblemente
de una pata; puesto de otra manera, creo tener un talento innato para detectar
tufillo partidario antes de ver el plato, por lo que aún siendo comestible, ya
ando prevenido de antemano.
El
caso que me ocupa ahora es la película-reportaje INSIDE JOB, de menganito y
producida por fulanito. Aunque detecté un ligero pestazo a corriente
antiglobalización, y manipulación de masas, tipo Al Gore y el calentamiento
global (me importa un carajo y medio)
– subtitulo eliminado en postproducción-, me he visto la peli con cierto gusto,
por mi insaciable curiosidad, y por aquello de “!cómo!, ¿qué no te has leído el
Código da Vinci?, te lo tienes que leer”. Pues lo he hecho (no lo del Código,
¡por Dios!), me refiero a la película, Inside Job.
Mi muy
personal conclusión. ¿Qué no sabíais que los políticos eran corruptos, incluso
en EEUU?, pues vaya, corderitos míos. Lo son. Con que al menos el 5% de lo que
dicen en la película sea verdad, así, sin ponderar lo contrario, la conclusión
es palmaria; y no, no es que los políticos son corruptos y los gobiernos una
estructura maléfica retroalimentada por aquellos, cosa que sé desde mi tierna
adolescencia; la conclusión, es la que vengo repitiendo cual tantra esotérico una y otra vez; que
somos unos melones, que nos dejamos manipular como ovejitas, que no oímos a
Santa Bárbara salvo cuando nos truena encima, en resumen, unos auténticos
cretinos.
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