El 1 de Noviembre de 1700, festividad de Todos Los Santos fallecía en el Real Alcazar de Madrid nuestro rey Carlos II, conocido como "El Hechizado".
Carlos II cambió su testamento varias veces, consciente de que no poseía herederos; pero el último y válido, nombraba heredero del Reino de España ( y no era pecata minuta) al nieto de Luis XIV de Francia, el Duque de Anjou, futuro Felipe V, con la condición principal entre otras, de que ambos reinos nunca llegaran a juntarse por combinación dinásticas. (!Gracias a Dios, ahora seriamos todos gabachos!). Todo ello en contra de los intereses de los descendientes de Leopoldo I de Austria, rama austriaca de los Habsburgo, y familia directa del Rey.
Pues bien, lo curioso de hoy es la anécdota que se dice ocurrió. En el vestíbulo del palacio aguardaban noticias sobre el estado de salud del rey, los nobles, clérigos, embajadores y demás corte. El encargado de dar noticia de la necrológica y los términos del testamento era el Duque de Abrantes, sobrino de Felipe IV, el cual hizo la siguiente genialidad hispánica. Al fallecer el rey, conocedor previo del contenido del testamento, cruzó la antecámara hacia el vestíbulo, donde aguardaban ansiosamente, cual buitres, los dos embajadores directamente interesados; el de Francia, Blécourt y el de Austria, duque de Harrach (antepasado de Luis Moya). El de Abrantes pasó de largo el embajador francés ignorándole y directamente se abalanzó sobre el austriaco, abrazándole con ardor, el cual intuyó los mejores presagios sobre el testamento, a lo que el español, continuando el abrazó, le espetó "Señor, es un placer, un gran honor para toda mi vida, Señor, despedirme de la Ilustrísima Casa de Austria". Más tarde comunicó al francés la buena dicha para los borbones. La muerte del desdichado monarca y su disputado reino, desembocó en la guerra de Sucesión, que duro años, y en la cual entre otras muchas cosas, España perdió Gibraltar a favor de la pérfida Albión.
Volviéndo a lo relatado, para mi el Duque de Abrantes me parece un cachondo, con lo mejor de la retranca española.
Volviéndo a lo relatado, para mi el Duque de Abrantes me parece un cachondo, con lo mejor de la retranca española.