CATA DE AGUA, !OH MY GOD!


Un día pasado bastante cercano, me recomendaron ir a una cata de agua, donde podía probar hasta 25 aguas diferentes de todo el mundo. H2o, que es hasta donde llega mis conocimientos de química, catas de h2o, la leche. Escuché atentamente a la mujer que me lo contaba, la escudriñe en silencio, primero la cara y después el cuerpo para ver por que orificio le habían practicado la lobotomía, pero no lo encontré. Relataba que había agua de glaciar, agua de manantial de no-se-donde, agua de lluvia, agua de cientos de años, agua pura…, provenientes de sitios exóticos, acompañados de descripciones rimbombantes como, pura vida, elixir natural, fuente de energía, salud total. Dijo que había botellas de Nueva Zelanda, de las Islas Salomón, de Argentina, de Groenlandia, de la Conchinchina. Era todo tan inspirador, tan evocador, que se te hacía la boca precisamente agua. Cristalina, fresquita, inodora, insípida e incolora. Eso es el agua, transparente, que no sabe y no huele. Me describieron las botellas, preciosas, de cristal de sobakoski, de diseño de un tal Fransuá Tontín, y recomendado por una tal madame Putón-Le Zorrón. Con tales credenciales las botellas oscilaban entre 5 euros – la más cutre-, hasta 150 euros, la más de lo más, todas de agua, les recuerdo.
Con la descripción y con la cara de gusto que gastaba mi interlocutora al exponer su relato, no me dieron ganas de intervenir, y con flema británica, que a veces me gasto, no articule palabra ni gesto alguno. Me sumergí en una mezcla de placidez y perplejidad paralizantes. “Tienes que probarlo, es un momento muy especial y exclusivo”, me dijo la tipa. Sin duda alguna tiene que serlo, reflexioné. Especial, porque no todo el mundo tiene las narices de ir a una cata de agua y contarlo; y exclusivo, porqué desde ese mismo momento tu vida cambia sin darte cuenta y pasas de ser un tipo normal, con tus rarezas, a ser un tipo raro, con tus normalidades. Dicho de otro modo, es el punto indetectable de tu vida, en el que te conviertes en un gilipollas redomado, sin ni siquiera darte cuenta de ello, y en tu foro interno estas completamente complacido, piensas y disfrutas de tu gran gusto y sibaritez, y la clase que te gastas frente a la chusma portuaria que te rodea, comedora de chorizo de pamplona y bebedora de cerveza del Lidl. Tras la cata de la rica ambrosía, no te puedes resistir y te llevas dos o tres botellas, con sus correspondientes certificados de autenticidad, para deleite de tus amigos y como prueba de tus futuros relatos. Total, 55 pavos en agua. Repito cincuenta y cinco pavos en agua, en hache dos o, tela marinera.
Yo, que no tengo ningún tipo de clase de esa, como chorizo de pamplona cuando se tercia -habiendo descartado el chopped porqué me puedo pagar algo mejor- y además bebo vino de Atlanta, con cafeína y a veces zero. No alcanzo a entender la diferencia de un agua embotellada y otra, salvo el recipiente, - ya, ya se que las hay con distintas propiedades, pero dejadme proseguir, que no van por ahi los tiros-. Sin embargo queridos y pocos lectores, distingo el agua de Madrid, con la de Murcia o la de las Islas Canarias. Una está rica y otras saben a rayos, pero cuestan lo mismo. Y digo yo, que siendo tan dispar el sabor entre una ciudad y otra, es cuando deberían cambiar el precio ¿no?. Pero por la embotellada, agua chill out del glaciar del hielo azul perpetuo o del manantial de las mil y una noches, sabiendo ambas igual – recordemos las tres propiedades del agua-, no pago por ellas un duro mas que por la deliciosa agua Fino del Ayún, del Ayuntamiento, que es la que consumo habitualmente.
55 pavos por tres litros de agua, o lo que es lo mismo, 55 pavos por ganar algo de clase y dar un toque chic-superguay a tu vida. Lo del vino y su mundillo tiene su miga, y me consta que los timos son grandiosos, pero equiparar aquello con el agua, es harina de otro costal.
Esto del negocio del agua existe; en mi ciudad hay varias tiendas que venden agua a precio de champán o aún más cara, doy fe; pero que seas redomadamente cretina/o, la cates, la compres, la bebas, la exhibas y lo cuentes en público, desde luego te da clase, pero de otra clase; de la clase de los cretinos que abarrotan las calles consumiendo estupideces para llenar sus vacías vidas. A todos vosotros, por favor, no me lo contéis, disfrutadlo en privado, que mi vida empeora cada vez que oigo algo así. Yo no voy contando por ahí los múltiples actos cretinos cometidos en mi vida, de los cuales obviamente me averguenzo, por ello les ruego que no me relatén los suyos comprando agua a 55 pavos. Quid pro quo. Que la gente se gaste el dinero donde le de la gana, pero que después no pida solidaridad cuando se despilfarra el dinero en magnas chorradas.
Soy consciente que esta vez he sido suave para las que me suelo gastar, pero respetando al personal como respeto, espero que se me respete a mi de la misma manera, que vida no hay más que una. Sinceramente viendo el panorama, me estoy proponiendo seriamente empezar a embotellar, distribuir y vender, agua de las celebrities, que ese mercado no está tocado y seguro que es un boom. Agua de fregar de menganita, agua de la bañera de fulanita –nunca mejor dicho-, agua de retrete de la multioscarizada antoñita, y a bastante más alto precio, con su denominación de origen y todo. Que el mundo esta lleno de todo, y sobre todo de tontos del culo.
- Para ver el nivelón que se mueve en lo snob de las catas de agua, traslado un párrafo que he encontrado en la interné.
“La cata se desarrollará en una sala con la temperatura entre los 20 y los 22 ºC y la humedad entre el 60 y el 80 %. Se utilizaran unas probetas cónicas, o copas, que permiten una mejor olfacción y degustación. El tiempo de cata es de unos 5 segundos, si bien a temperaturas superiores a los 22 ºC, los componentes aromáticos se perciben ya a partir de los 3 segundos. Las fases de la cata, en definitiva son la fase visual: en la que se aprecia si el agua es transparente o brillante; la fase olfativa: en la que se puede diferenciar entre si es agradable o terrosa; la fase gustativa: en la que se distinguen: alcalina o dura, dulce, ácida o salada, agradable o terrosa. Para las aguas con gas: se valora su finura, la persistencia y lo carbónico.”
¡Que coño olores, que coño componente aromático, que leches de probeta cónica, ni humedad, ni niño que lo fundó!. ¡Que es agua!, que no sabe y no huele. Que si sabe, ya no es agua, es Tang o Fontvella sabor “soy guay”o cualquier guarrería de los chinos. Cuanto imbécil anda suelto, y encima presume de ello.
Adieu pardillos, que me voy a tomar un colacao en probeta cónica en mi cava especial de cacaos con leche.

 
PD: La foto no es del evento que me relataron, pero se le debe parecer mucho. Gafapastas, giorgios armanis, fashion victims, community managers y demás de lo mas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Verdades como puños.

...y despues descansó.

...y despues descansó.