Desesperación, temeridad, arrojo, patriotismo y fantasía. Algo de todo esto albergaban los dirigentes nipones a mediados del año 1944, cuando veían consumirse paulatinamente sus aspiraciones de vencer a un enemigo como los Estados Unidos (de América). Poco a poco, el Imperio de Sol Naciente fue perdiendo el territorio anteriormente conquistado en su política militar expansionista; isla por isla, barco a barco, el enemigo ganaba terreno y se acercaba al suelo sagrado del Mikado de la dinastía Showa. Los estados mayores fantaseaban con una única batalla naval decisiva que tornara a su favor el rumbo del conflicto, y se tomaban decisiones bélicas draconianas, absolutamente incomprensibles para la mentalidad occidental; los kamikaze, las bombas y torpedos humanos, la defensa literalmente hasta el último hombre, el completo deshonor de caer prisionero en manos del enemigo, etc. Tal era la catarsis de guerra de la nación nipona.
De todas las medidas llevadas a cabo dentro del proyecto denominado Guokusai, o de los Cien Millones (se exageraba puesto que Japón sólo tenía 70 millones de habitantes), la que más me sorprende, y es más grotesca, fue la de los globos explosivos o fūsen bakudan. Consistía en elaborar decenas de miles de globos de hidrógeno, que capaces de cruzar el océano pacífico almacenando una carga explosiva, pudieran alcanzar territorio norteamericano para causar estragos en bosques y el terror entre la población, para forzar una paz negociada. Su confección se encargó a las escuelas de todo el país, donde los niños nipones demostrarían su compromiso patriótico construyendo globos en horas extraescolares. El número aproximado de globos proyectado fue de 30.000, aunque se cree que tan sólo unos 9.000 fueron construidos y lanzados. (Otras fuentes señalan que sólo fueron 900).
Curiosamente algunos de estos globos alcanzaron la costa norteamericana, con diverso exito, e incluso en un caso aislado en Oregón, la explosión de uno de estos globos mato a un adulto y cinco niños cuando lo manipulaban, La efectividad de los globos fue acallada en la prensa norteamericana, lo cual inclinó al estado mayor japones a dudar de su efectividad, aún cuando se cree que si hubiesen lanzado en la época seca, se hubiesen provocado grandes incendios en los bosques americanos de la costa oeste, y provocado el pánico en la población.
La Unidad Geológica Militar (MGU) dependiente de la Inspección Geológica de los Estados Unidos comenzó a investigar el origen de la arena que contenían los sacos de lastre de algunos globos recuperados, llegando finalmente a ubicar unas determinadas playas en la isla de Honshū, en el archipiélago japonés, como su lugar de origen. Seguidamente la Fuerza Aérea estadounidense reconoció fotográficamente el área, descubriendo las instalaciones industriales de producción de hidrógeno para los globos; acto seguido fueron rápidamente bombardeadas y destruidas. Ésto significó el fin de la producción de globos bomba. El último fue lanzado en abril de 1945, terminando así un ataque que duró 5 meses.
No hay que olvidar que los norteamericanos, que tanto se mofaron de los japoneses, también utilizaron métodos poco ortodoxos como fueron las bombas de murciélagos, consistentes en artefactos que almacenaban decenas de murciélagos cargados con una pequeña cantidad de explosivo incendiario, destinado a acabar con las urbes niponas, construidas casi exclusivamente de madera y papel. Las pruebas de estas bombas de murciélagos fueron un éxito, pero el proyecto quedó cancelado…por la bomba atómica.
La guerra se hace de cualquier manera (El Guardián).
De todas las medidas llevadas a cabo dentro del proyecto denominado Guokusai, o de los Cien Millones (se exageraba puesto que Japón sólo tenía 70 millones de habitantes), la que más me sorprende, y es más grotesca, fue la de los globos explosivos o fūsen bakudan. Consistía en elaborar decenas de miles de globos de hidrógeno, que capaces de cruzar el océano pacífico almacenando una carga explosiva, pudieran alcanzar territorio norteamericano para causar estragos en bosques y el terror entre la población, para forzar una paz negociada. Su confección se encargó a las escuelas de todo el país, donde los niños nipones demostrarían su compromiso patriótico construyendo globos en horas extraescolares. El número aproximado de globos proyectado fue de 30.000, aunque se cree que tan sólo unos 9.000 fueron construidos y lanzados. (Otras fuentes señalan que sólo fueron 900).
Curiosamente algunos de estos globos alcanzaron la costa norteamericana, con diverso exito, e incluso en un caso aislado en Oregón, la explosión de uno de estos globos mato a un adulto y cinco niños cuando lo manipulaban, La efectividad de los globos fue acallada en la prensa norteamericana, lo cual inclinó al estado mayor japones a dudar de su efectividad, aún cuando se cree que si hubiesen lanzado en la época seca, se hubiesen provocado grandes incendios en los bosques americanos de la costa oeste, y provocado el pánico en la población.
La Unidad Geológica Militar (MGU) dependiente de la Inspección Geológica de los Estados Unidos comenzó a investigar el origen de la arena que contenían los sacos de lastre de algunos globos recuperados, llegando finalmente a ubicar unas determinadas playas en la isla de Honshū, en el archipiélago japonés, como su lugar de origen. Seguidamente la Fuerza Aérea estadounidense reconoció fotográficamente el área, descubriendo las instalaciones industriales de producción de hidrógeno para los globos; acto seguido fueron rápidamente bombardeadas y destruidas. Ésto significó el fin de la producción de globos bomba. El último fue lanzado en abril de 1945, terminando así un ataque que duró 5 meses.
No hay que olvidar que los norteamericanos, que tanto se mofaron de los japoneses, también utilizaron métodos poco ortodoxos como fueron las bombas de murciélagos, consistentes en artefactos que almacenaban decenas de murciélagos cargados con una pequeña cantidad de explosivo incendiario, destinado a acabar con las urbes niponas, construidas casi exclusivamente de madera y papel. Las pruebas de estas bombas de murciélagos fueron un éxito, pero el proyecto quedó cancelado…por la bomba atómica.
La guerra se hace de cualquier manera (El Guardián).
1 comentario:
Esto sí que son Wunderwaffen y no la V-2... Menudos son los japos.
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