Hola Amiguitos, vuelvo a ser yo, vuestra jurasica amiga Pilar. Ando jorobada por no haber sido invitada a la gala de los Oscar, con lo que me gustan los americanos. Por eso hoy vengo a enseñaros que es eso tan bonito de la libertad de expresión.
La libertad de expresión viene consagrada en nuestra querida Constitución (si, ese librito que mencionamos cuando nos conviene y nos cagamos en él cuando no), en su Capitulo Segundo, donde trata de De los derechos fundamentales y de las libertades públicas.
La libertad de expulsión tiene facilisima explicación, YO (es decir Pilar) digo a diestro y siniestro lo que me sale del pandemonium que tengo por alma, y eso se llama libertad de expresión. Ahora bien, no creais que todo el mundo tiene libertad de expresión, sólo aquellos como yo, que con una sólida formación cultural, ganada exclusivamente a través de leer guiones de cine y el Telva, adquirimos conocimientos universales sobre cualquier materia.
¿Entendéis? Es muy facil, yo regurgito paridas y consolidan cultura (por eso hago cine, el 7º arte de caballería), otro dice algo que no me gusta, y basta con llamarlo "hijo de puta" y "fascista", ejerciendo mi libertad de expulsión, y tema zanjado. Es muy facil. Hasta mi hijo Javier aprende a pasos agigantados, !es tan listo!
¿Os ha quedado claro, hijos de puta?
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