IN GOD WE TRUST

Cacao, eso es lo que tienen los norteamericanos respecto a Dios, y no el cacao “turbo” que se disuelve al remover, sino el grumoso, el de toda la vida, que por mucho remover no hay mano que lo disuelva. Desde hace años vengo aseverando que los yankis han creado una deidad institucional, nada divina, muy terrenal y funcional, a la cual todo ciudadano respeta, con independencia de su confesión, color, edad o sexo. Dicha deidad norteamericana, es compatible con las figuras divinas de más abolengo, véase Dios-Dios (me refiero al cristiano), Alá, Jehová, y demás deidades hindúes, idolos budistas, bla bla bla.

Aparte de la ignorancia endémica del yanki de a pie, de los cuales se puede esperar casi todo, hasta que tengan fe en la Iglesia del Hueso de Elvis (el Presley) o en el KKK; el efecto del dios norteamericano abarca a todas las esferas del país, desde el hillbilly de Kansas, pasando por los negratas "wannabe a gansta", por los ultra frívolos californianos de tengo 16 años y voy por mi cuarta operación de estética, por los brokers de Nueva York de mi traje cuesta 800$, hasta los rednecks de los great plains de gorra y béisbol en vena; todos toditos, trust in god.

Me encuentro en Nebraska, con un equipo escolar de baloncesto, y justo antes de salir a la cancha, el entrenador tras su arenga deportiva, ordena “let´s pray”, acto seguido todos los jugadores se hincan de hinojos, agachan el pescuezo con actitud de sometimiento y comienzan a recitar una oración al unísono. Ese grupo devoto esta compuesto, por dos blancos luteranos, dos blancos católicos, un blanco metodista, dos blancos más, ateos, un negro evangelista, dos negros musulmanes, un egipcio copto y un griego ortodoxo. ¿Qué rezan?, ¿a quién rezan?. Ni idea.

Viajo a Virginia, y en una fiesta electoral del condado para elección de sheriff, el flamante candidato electo acaba su discurso de agradecimiento, diciendo que todo se ha conseguido “con la ayuda de Dios”. Su asesor judío aplaude inconteniblemente, sus oficiales, militantes de una organización que teoriza el “white power” sonríen orgullosos por su jefe, la directora de campaña, de raza oriental seguidora de Confucio ondea repetidamente la bandera de su candidato, el alcalde negro de la iglesia musulmana de América le abraza fraternalmente, y cientos de votantes, de decenas de confesiones aúllan, aplaudiendo su triunfo. Todo con la ayuda de Dios, claro.

Y así me ocurren cosas similares por toda la geografía norteamericana, incluso ahora en elecciones vaticino que el candidato que se elija, habrá ganado “con la ayuda de dios”.

En un país aconfesional, de población pluriracial y cultural, aunque esta sea mas bien baja, y con la mayor congregación de confesiones religiosas del mundo, cuyo número aumenta vertiginosamente año a año, tipo Iglesia infantil de los devotos de Michael Jackson, Iglesia satánica del pedo de Belcebú, Iglesia católica de la Yihad negra de Buda de Wyoming, Iglesia Judía para la supremacía aria de los santos palestinos, y otras variopintas, lo que queda claro es que sobre todas ellas se ha creado una supra-deidad mucho más atrayente y poderosa, incluso más que los X-Men y Superman, a la cual rinden pleitesía abiertamente todos y cada uno de los norteamericanos, y que combinan con sus otras creencias religiosas, de una sorprendente manera, a la que rezan y adoran al unísono. Es la deidad de “con la ayuda de Dios” y “Dios está de nuestro lado”, de tantas películas, discursos, guerras, eventos deportivos y demás.

Queda claro claro, el dios americano es real, omnipresete y omnipotente, existe, esta en todas partes, lo puede todo todo, cada uno lo lleva encima y convierte a quien lo posee; es manejable, pequeño, verde, y su credo es corto, “In God We Trust”, ese "god" aumenta su poder de 1 hasta 1000 como en los juegos, aunque lo hay de poder 2,5,10, 20, 50 y 100 también. Todo depende de tu fe.

La tolerancia religiosa norteamericana es completa, puedes creer en lo que quieras, !ah! pero ahí de ti si no crees en el supradios americano, estas muerto, out.

Oh, mighty dólar!