CAMPOS DE CONCENTRACION

Ni nazis, ni soviéticos, ni japoneses, ni chinos, ni servios, ni coreanos, podemos afirmar que el infausto honor de ser los inventores de los campos de concentración lo tenemos los españoles. No es que sea un honor, pero las cosas son como son; ahora bien, los nuestros quedan en pañales comparados con algunas maquinas de triturar perfeccionadas posteriormente por los amiguetes ya mencionados.
Corría el siglo XIX, ese donde lo perdimos casi todo,y nos convertimos en la parte más civilizada de África que somos ahora, y allí, en nuestra última y preciada posesión colonial, Cuba, los cubanitos estaban hasta los mismísimos de nos; que si la opresión (que se daba), que si queremos opinar nosotros también, que si pasamos de rey o reina, que mira que bien anda en Colombia, Perú y demás con su independence. El caso es que la rebelión se dió y a esta se le contestó con bastante estopa por parte de la Corona de España (catalanes y vascos incluidos).
El tema estaba tan candente que ardía. Los presidios de Ceuta, Melilla y Chafarinas llenitos de disidentes cubanos, y casi 250.000 soldados españolitos al mando de Arsenio Martínez Campos, en el Caribe, dispuestos a dar pasaporte a tanto revoltoso. La cosa se calentaba e iba a peor para los realistas; se pensaron una y mil maneras de atajar la revuelta popular; pero no fue hasta tras la batalla de Peralejo en 1885 (donde nos dieron pal pelo, Maceo y colegas), cuando el General Martínez Campos sugirió nuevas medidas experimentales para controlar a la insurgencia, medidas como la "reconcentración" de la población civil en partes de la isla plenamente controladas.
Cánovas del Castillo, estuvo de acuerdo, y sustituyendo a Martínez Campos, envió al general Valeriano Weyler y Nicolau a Cuba en 1885 para ponerlas en efecto. Weyler reconcentró a gran parte de la población en la parte más estrecha de la isla, y en cierta manera, el método funciono, rebajando el nivel de insurgencia. Sin embargo, acababa de dar el paso para futuras monstruosidades ya conocidas; la población reconcentrada, dejo de ser alimentada adecuadamente, proliferaron las enfermedades, el crimen y por supuesto, devino la muerte; muerte de miles de civiles, cuya existencia se convirtió en misera, por una imposible gestión controlada de la reconcentración. Los campos e instalaciones fueron denominadas "campos de reconcentración", y aunque fueron una versión light de los del siglo XX, rápidamente fueron imitados por los británicos en la guerra de los Boers (si señores la pérfida Albion, también hizo estas cositas, como no) y así sucesivamente hasta ahora, por decenas de naciones. (Gran Bretaña, el más reincidente, por cierto).
El resto ya lo sabéis, el Maine a tomar viento y !zas!, !guerra!, donde los yankees nos dieron rápido boleto transoceánico, arguyendo "ingerencia humanitaria", para hacer de Cuba su burdel, y después de ellos Castro, para hacer de la isla otra casa de citas, cutre y comunista, pero de citas.
¿Qué creíais que España era inmaculada? Algo salvajitos si hemos sido, pero lo prefiero a la imagen de estúpidas vírgenes vestales que damos ahora, con Bambi, Pumba, Tambor y la Bruja Piruja, a la cabeza de nuestro gobierno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya se sabe... de aquellos polvos estos lodos. Y de aquellos polvazos, estos pantanos.
Si es que no hay nada peor que la mala leche "Ispaniola".... Bueno si, la mala Hostia Alemana.... Ah! y la estupidez norteamericana. (CANADA Y MEXICO, lo siento).

Tercio Viejo.

Anónimo dijo...

Oh, gran Guardián... rechina un poco leer dos veces la fecha incorrecta (me imagino que todas estas lindezas ocurrieron en el s. XIX y no en el s. XX).

Anónimo dijo...

Tampoco estaría mal comentar que el primer gueto judío no fue el de Varsovia sino el de Venecia en pleno s. XV. Malditos topicazos...

...y despues descansó.

...y despues descansó.