Así es. ¿O no lo sabías ya?. Es obvio, y si no lo sabes, te lo recuerdo yo; que
el mundo consiste en unos hombres manipulados por otros. Si tienes un teléfono
móvil y lo utilizas continuamente – aunque incluso fuera para hablar-, pues ya
sabes de que clase eres, de los manipulados. El tiempo no se puede recuperar, y
si los gastas haciendo el memo con tu teléfono móvil, por simple hastío, - se
sincero, realmente lo haces-, pues eso, estas perdiendo el tiempo. Fíjate,
incluso la mayoría de los teléfonos ahora se llaman smartphones o “teléfonos
listos”, pues eso decía, el listo es el teléfono y el memo eres tu que
pierdes el tiempo que nunca recuperaras trasteando el aparato. ¿Cómo que no
tienes la última aplicación?, maldita sea, tu vida es un asco, y tus amigos te
rechazaran; puede que ya no te llamen para quedar juntos en una terraza
soleada, donde en lugar de hablar, trasteareis con vuestros teléfonos, ¿o no es
así?.
GUARDIAN DE LA SUBLIME PUERTA
Quiero ser Califa en lugar del Califa
BARCENAS, OTRO TIPO DE CHORIZO.
Saludos.
El culebrón Bárcenas no es mi culebrón favorito. Demasiado largo, demasiado
apestoso y ninguna jamona descerebrada enseña las tetas. Lo que si reconozco es
que dentro del latrocinio generalizado, al tipo este habría que darle la
laureada del gremio de los chorizos. Ya les digo, no me conozco los detalles,
pero conseguir birlar 50 millones o los que sean, pues hasta me parece
meritorio, viendo que los del caso gurtel se prostituían por unos trajes a
medida, los muy patéticos. 50 millones ya es harina de otro costal, sobre todo
si encima salen, como parece, de las arcas de un partido político. Ahora
resulta que nadie lo sabia, que Bárcenas era el Llanero Solitario, y yo
Rin-tin-tin.
En
mi humilde opinión, y sin destripar los porqués por tediosísimos, es de
escuadra y cartabón que el presidente del gobierno debería dimitir – e incluso
pegarse un tiro a lo prusiano -, pero antes llegamos a Marte que ver un
político dimitir; pero si el menda dimite, o muy improbable, se pega un tiro
prusianamente, nos quedaríamos sin presi, y la vicepresi – Peggy DeVille –
pasaría a ser la presi ¿no?, pues genial ¿no?. La otra alternativa es que
hubiera elecciones, y el pueblo – brandy- soberano castigue el pompis de los actuales
choris y de nuevo salga el Psoe, pues no hay otro; entonces tendríamos a Rubalcaba –it wasn´t me-
como presi y su horda de orcos; momento en el cual el tiro a lo prusiano nos lo
deberemos dar nosotros. Bueno el caso esta claro, hay dos soluciones, la mala
malísima, presi out-Peggy in, o la mala malísima, con rayos y truenos, presi
out-Darth Vader in.
BOMBARDEO DE BARCELONA, 1938
En muchas ocasiones disfruto yendo a
comer solo para poder leer el periódico tranquilamente, o no se si leo el
periódico porque nadie quiere comer conmigo o es al revés, es igual; en
cualquier caso me entretiene mucho la prensa a la hora de comer, ya que a
diferencia del noticiero televisado, en el escrito al menos puedo elegir que
leer, saltándome a gusto las noticias de futbol.
No hace mucho leí la noticia de
que la Audiencia Provincial (sección Penal) de Barcelona había ordenado
investigar los bombardeos de la ciudad de Barcelona realizados por el ejercito
italiano durante la Guerra Civil española. Esto ocurrió en marzo de 1938, hace unos
setenta y pico años.
Todo se inició mediante una
querella interpuesta por unos particulares junto con una asociación llamada Altraitalia (algo así como "la
otra Italia"), que son unos tipos autodenominados de izquierdas o directamente
comunistas y que obviamente se aburren mucho. El objeto de dicha querella es
depurar responsabilidades penales por familiares muertos durante dichos
bombardeos. Parece ser que los responsables son 21 pilotos italianos que en su
día pertenecieron a la “Squadra Legionaria Baleares”, enviada por Mussolini en
apoyo de la causa nacional. Los posibles delitos que se barajan son los de lesa
humanidad y genocidio.
GIN TONIC
No, no bebo gin tonic, lo siento,
lo siento muchísimo señores. Estoy hasta el mismísimo gorro de la moda del gin tonic.
Entre muchos, el hula-hoop, las botas Dr. Martin´s, el tamagochi, los horrendos polos cargados de números, incluso las
antiestéticas pulseras de goma, han estado de moda en algún momento; pero
gracias a la providencia llegaron, triunfaron y finalmente se olvidaron. No
parece ocurrir lo mismo con la moda del gin tonic; no se hagan los suecos,
saben perfectamente de lo que hablo. Por lo que yo puedo recordar, la moda del
gin tonic se ha enquistado en esta sociedad, y estimo que ya va para una década,
sin perder empuje. A mi humilde parecer, ni la ginebra ha estado nunca buena,
ni por supuesto la tónica esta buena, se mire como se mire; y ambos juntos,
tampoco. No se engañen, es lo que se lleva y punto. El gusto humano, no dicho
en el estricto sentido de apreciar sensaciones a través de las papilas de la
lengua, es completamente voluble; estoy en el profundo convencimiento que
grandes masas de gente bebe gin tonic, sencillamente porque está de moda,
porque es in, porque es mas elegante
que beber otra cosa. Pero no solo lo beben – cosa que a mi me trae
completamente al pairo, como si beben estricnina con tónica-, el problema está
en la tabarra que te meten, de cómo se debe beber, de que si se le pone una
cereza, un trozo de melón, una cagarro de gamusino, de que la temperatura ideal
es cual, de que el vaso pascual; de cómo se prepara, de que la tónica mejor es
una que no conoce ni su padre, de que…déjenme en paz, beba su trago y de la
plasta a su padre, hágame el favor.
1 ASESINATO = 1.000.000 DE ASESINATOS
En los juicios de Núremberg
celebrados contra los dirigentes nazis tras la segunda guerra mundial, los
promotores jurídicos de aquel tribunal tan heterodoxo -pero no por ello menos
necesario-, se plantearon la siguiente cuestión jurídica, no ya digamos moral:
si por un asesinato se condenaba a su responsable en la mayoría de los sistemas
jurídicos mundiales a decenas de años de prisión, o en muchos casos a la pena
de muerte; como la justicia humana podía alcanzar una pena adecuada para
alguien que hubiera instigado, cooperado, facilitado y/o ejecutado a millones
de personas, como ocurrió en el holocausto perpetrado por los nazis. La
cuestión no era baladí, la justicia humana, es decir las normas que cualquier
sistema legal existente –incluso en soviético-, en esos momentos, nunca había
previsto un caso similar. Si el asesinato ha figurado siempre como el delito
mas reprochable social y jurídicamente, y el que normalmente lleva aparejada la
mayor pena, como era posible ajusticiar a alguien que ha cometido miles,
millones de asesinatos. Si a un asesino se le podría imponer la pena de muerte como pena máxima y desde
luego definitiva, ¿como se podría imponer una pena proporcional al autor de
millones de asesinatos, para que una sentencia fuera justa y proporcionada?. La
conclusión a la que llegaron muchos de los magistrados fue única y clara, la
justicia humana, no alcanza para ajusticiar en términos proporcionales dichos
casos, ya que no se puede ejecutar millones de veces a una persona. El reproche
jurídico era incomparable, el reproche moral inolvidable y la repercusión
social, incalculable; sin embargo la pena era la misma por un asesinado, que
para millones de ellos; la pena de muerte. Algunos filosóficamente advirtieron
que para tan maligno comportamiento humano únicamente quedaba apelar a la
justicia divina; es decir, jurídicamente no estábamos preparados para los
asesinatos múltiples, el genocidio o el holocausto. El asesinato único, tanto
antes como ahora, ya copaba las máximas penas alcanzables, por lo que el
asesinato de miles o millones de personas, permítanme decirlo así, salía
jurídicamente barato. Quepa decir, que los principales cabecillas del
movimiento nazi fueron ejecutados, una sola vez. Tras el juicio principal, se
sucedieron una suerte de juicios similares contra diferentes dirigentes nazis
de “segunda categoría”, con resultados bastante diferentes.
Tras los juicios de Núremberg,
con total perplejidad de dichos horrores ocurridos, el mundo tomo consciencia
de la magnitud de los crímenes cometidos, y se facilito por la comunidad
internacional la elaboración de una suerte variopinta de legislación universal y creación de tribunales
internacionales que pudieran lidiar en el futuro con crímenes similares. Esos
tribunales continúan existiendo a día de hoy, con pequeñas variaciones desde su
origen. Hasta la fecha han tenido que conocer causas criminales como las
ocurridas en la guerra de los Balcanes, en Ruanda, entre otras; si bien es
cierto que han desconocido otras causas con horrores similares.
El caso es que tras casi setenta
años después de los juicios de Núremberg, el derecho y toda su evolución, no
han podido dar una solución válida a la cuestión planteada de origen a aquellos
juristas, de por qué un solo asesinato, a efectos prácticos, es equiparable
punitivamente al asesinato de decenas, centenares, millares o millones de
personas.
¿BOMBEROS O ATLETI? ASCO DE PUBLICIDAD
Ayer ví a un
crío por la calle con su padre, ambos en chándal. El zagal no tenía ni tres
años, y hasta llevaba en la mano un chupete. Iba a poca distancia de ellos,
detrás, cuando ven un camión de bomberos aparcado en la calle. De repente el
niño señala el camión, y suelta al padre en un castellano propio de guardería:
“¿papa aleti?”. El progenitor guión de vida, referente paternal, le mira
condescendiente sonriendo y le dice “no, Míguel, es un camión de bomberos, no
es el Atleti”. Nada mas. Al poco les perdí la pista, pero me quede pasmado
pensando, ¡el crio no sabe lo que es un camión de bomberos y si sabe lo que es
el autobús del Atleti!, ambos rojos. Estamos acabados, completamente acabados,
irremediablemente acabados. Me sale el tópico ese de la culpa es de los padres
que los visten….del Atleti, o del Real o del Pájara-Playas. No, es otra cosa,
puta publicidad.
Publicidad,
o la mecha que dinamita nuestro dinero, nuestra individualidad. La intoxicación
de publicidad explícita, súper-explícita, implícita y subliminal, mantienen al
individuo al borde del colapso entre lo individual y lo indefectiblemente
robótico. Ingentes cantidades de gente nacen incólumes, pero crecen y viven al
son de lo que piensan que le gusta, lo que piensan que necesitan, y mueren sin darse
un ápice de cuenta de que nunca pensaron por sí mismos; alguien siempre le dijo
al oído o le dio a ver al ojo, lo que había que hacer, lo que había que vivir.
Triste existencia.
VUELO AL CABRALES
Moscú –
Madrid, ese era mi vuelo. Aeroflot no está del todo mal -pensé optimistamente-,
por el irreflexivo reparo a lo ex-soviético; el avión es nuevo, occidental; no una
de esas tartanas de la antigua URSS, el trayecto no es excesivamente largo, es de
día, así que relájate y disfruta – me dije complacido-. Mas o menos a la media
hora de despegar, iba oyendo música de la que me gusta, y estando tranquilo
como un caribeño, empiezo a oler algo fuerte, casi lácteo. El olor comienza a
aumentar en intensidad, y el olfato pasa a dominar al oído; tras unos pocos
minutos, solo existe olor; un olor penetrante, asqueroso, pútrido. El tufo lo
inundaba todo, ya no poseía otros sentidos, solo olfato, hasta empecé a llorar. Todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos, de la normalidad se pasó a
una peste insoportable en cuestión de segundos. Mire a mis compañeros de viaje,
sentían lo mismo, pero estaban algo mas resignados; los cuales manipulaban
inocentemente el chorrito del aire para intentar evitar lo inevitable. Decidido
en buscar la fuente de putrefacción, me olisquee la ropa, el libro, a mi
adlátere; y al agacharme a ver la suela de mis zapatos, por si acaso, alcanzo a ver que bajo
mi asiento asoman tímidamente unos dedos de pie, diez, contentos, al aire,
pertenecientes al tipo que viajaba en el asiento de atrás; la peste me golpea
sin remisión y antes de vomitar me vuelvo a incorporar erguido. ¡Tate!, ya
tengo la fuente mortal, me giro poniendo las rodillas en el asiento y por
encima de mi cabecero, veo en la fila de asientos de atrás a tres tipos,
paquistaníes o hindúes -asumo por su color de piel-, bajo la cabeza y veo que
los tres andan descalzos, vuelvo a mirarles gesticulando para ver si entienden
mi lenguaje corporal -ese de subir las cejas y pequeño giro de cabeza, ya me
entienden-; veo que me miran lanzándome una sonrisa que solamente había visto
antes en tiendas de decomisos y que no entendí muy bien. No soluciono nada. Do you speak english?, les digo, me
dicen que yes, les digo que por favor
se pongan de nuevo los zapatos, que si lo entienden; me dicen no se que leches
en su idioma; les reitero mi petición y justo él de detrás de mi, el generador
del pandemonio, me pregunta que por qué. Mi educación me dice que se lo diga de
nuevo con lenguaje corporal, y le regalo una mirada como diciendo que es obvio
¿no?, para que el chaval entienda que se le han podrido en vida partes de su
cuerpo; el tipo no entiende o no quiere entender, y visto el panorama, le
suelto que le huelen los tachines y que se ponga los zapatos de nuevo, por
favor. Se lo digo medio rudo, medio suave, medio ahogado. La cosa es que el
tipo sin mover el cuerpo vuelve a meter los pinreles en el calzado, me lo
enseña a modo de prueba; le medio sonrío y vuelvo a mi posición original algo
mas satisfecho. El olor aunque persistente, remite bastante y la peste medio se
lleva.
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